¿Que entendemos por sexualidad? . Por Clr. Sebastian Amorós

¿Qué entendemos por sexualidad? 

Teoría para la vida …

A lo largo
 de la historia, la sexualidad ha estado rodeada de mitos, creencias, mandatos sean estos familiares o sociales, y tabúes, que se han ido pasando de generación en generación.

Han ocurrido cambios, a nivel sociocultural que modificaron la visión de la sexualidad. Prácticas que antes eran consideradas pecaminosas, hoy ya no lo son y forman parte del comportamiento sexual normal y aceptado. Por citar dos ejemplos, podemos nombrar a la masturbación y a las relaciones sexuales prematrimoniales. Estos cambios socioculturales han puesto el foco en la sexualidad como un aspecto más de la calidad de vida de la persona. Podemos inferir, entonces, que la sexualidad empezó a formar parte de nuestro desarrollo personal.

Los seres humanos somos seres sexuados desde que nacemos hasta que nos vamos de este mundo. La sexualidad es un aspecto de la personalidad y, como cualquier otro aspecto, puede desarrollarse, desplegarse y potenciarse.

Podemos decir también que la sexualidad es una construcción subjetiva, ya que abarca diversos aspectos o dimensiones de la persona: biológico, psicológico, emocional, comportamental, cultural, social, e incluso el espiritual; está bueno mencionar aquí que, el Kama Sutra es uno de los textos -milenario- más importantes del hinduismo, en donde se prioriza la armonía entre el placer, la virtud y la alegría, pero siempre respetando un código espiritual.

Abarcando estos distintos aspectos o dimensiones del ser humano, encontramos en la sexualidad 4 funciones esenciales: Placer, reproducción, intimidad y autoestima. Y cada una es igualmente importante.

Pasemos a detallar y a profundizar.

Función de placer: Es una función más bien fisiológica. Está relacionada con con las estructuras de nuestro cuerpo que nos permiten sentir placer, que están ubicadas cercanas al circuito de gratificación. De todas las actividades que hacemos en el transcurso de nuestros días, se demostró que la sexualidad es la que nos genera un placer más intenso. Es una función de suma importancia. Aquí se ponen en juego aspectos emocionales, cognitivos y comportamentales. La sexualidad humana se rige por el principio del placer; aquello que nos genera placer tendemos a repetirlo, y lo que no nos genera placer lo evitamos. Vale decir aquí que, durante muchos años la norma de la sexualidad era la reproducción y no el placer, por lo cual, a esta función se la relegaba a un plano menor.

Función de reproducción: Esta función tiene una implicancia meramente biológica. Se relaciona con la capacidad de reproducción de la especie. Está estrechamente ligada al ciclo vital de cada individuo. Podemos agregar, en este ítem, la planificación familiar y los métodos anticonceptivos.

Función de intimidad: Esta función tiene una implicancia social. Los seres humanos buscamos espacios de intimidad para tener un encuentro sexual, a diferencia de otras especies. El encuentro íntimo, con este nivel de profundidad, es exclusivo del ser humano. Como casos típicos podemos nombrar a la pareja con hijos pequeños, que duermen juntos, o el lugar de vivienda, si es un lugar muy chico, con muchas personas, el tener intimidad se hace difícil.

Un espacio de intimidad, libre de amenazas, privado, ya sea individual o de la pareja, facilita el desarrollo de una sexualidad saludable.

También, podemos pensar a la intimidad como un vínculo estrecho y profundo entre dos personas, aceptando la individualidad de cada uno y, a la vez, formando un “nosotros”. Como tener un territorio en común. Según Stamateas, la pareja debe intimar en cinco áreas: espiritual, sexual, intelectual, corporal y afectivamente. Esta intimidad se puede expresar a través de miradas, silencios, gustos, etc. Y para que haya intimidad, como condición necesaria debe haber una conexión emocional.

Función de autoestima: Es un aspecto más bien psicológico. La autoestima se define como la forma en que cada uno se valora y confía en sí mismo. Se asocia con el concepto de valía personal. La autoestima es la resultante de lo que pensamos de nosotros mismos y de lo que nos dicen los demás, de alguna manera todo eso se internaliza y da lugar a nuestra autopercepción.  Es fundamental en los vínculos sexoafectivos. Una baja autoestima nos puede llegar a exponer a relaciones sexoafectivas riesgosas, generar vínculos dañinos o tóxicos, inseguridades, sentimientos de desconfianza, crecer en ansiedad y tener esa sensación de no merecer un trato digno. Las personas que tienen una baja autoestima creen que tienen más posibilidades de fracasar y menos posibilidades de superar o de anteponerse a ese fracaso o dificultad, e incluso también, tienden a la exageración respecto de las consecuencias que ese fracaso pudiera tener.

Una adecuada autoestima promueve una sexualidad saludable y mejores vínculos sexoafectivos porque ambas se retroalimentan.

Mención aparte, merece el deseo. Es un factor muy importante, sumamente necesario. Es como el motor de la sexualidad. Sin deseo, es muy difícil tener un encuentro sexual íntimo. El deseo se construye de una manera totalmente subjetiva. Nace de una conexión con nosotros mismos; es una motivación intrínseca, es el tener ganas. Se alimenta de fantasías, experiencias previas, imágenes, recuerdos, gustos… etc. Es importante decir que, la falta circunstancial de deseo es normal, si estamos atravesando alguna situación que nos afecte negativamente, nos ponga tristes, o estemos bajo estrés. También si la persona está atravesando alguna crisis vital, puede disminuir el deseo.

Dicho todo esto, podemos decir que la sexualidad abarca la totalidad de nuestro ser y atraviesa varias áreas de nuestra vida. Recordemos que consideramos al ser humano como un ser bio psico socio espiritual y cada función está relacionada con alguno de estos aspectos.

Recordá practicar la sexualidad de una manera responsable, con conciencia, respeto, cuidado y consentimiento, ya que, en un encuentro íntimo, no sólo mostramos nuestra desnudez física, sino también, implica una desnudez de varios aspectos de nuestra personalidad. Y hasta quizá, también, me animo a decir, nos ponga en un lugar vulnerabilidad.

Te dejo algunas preguntas como para que reflexiones sobre tu sexualidad.

¿Cómo construís tu sexualidad?

¿Cómo es tu autoestima?

¿Cómo es la relación con tu cuerpo?

¿Cómo construís el deseo?

¿Cómo es tu espacio de intimidad?

¿Cómo construís intimidad en tu pareja?



                


Comentarios

  1. ¡Qué interesante artículo! Me gustó cómo abordás la sexualidad desde una perspectiva integral, destacando sus múltiples dimensiones.

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  2. Gracias por la explicación de las funciones y las preguntas que nos invitan a reflexionar sobre ellas en nuestra vida.

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