Dos caminos que se cruzan en mí: el Counseling y la Psicología Social

Dos caminos que se cruzan en mí:

 "El Counseling y la  Psicología Social"

Por Ángeles Espadero

A veces la vida no nos lleva por un solo camino. A veces, como en mi caso, nos invita a transitar dos sendas que, lejos de contradecirse, se entrelazan, se alimentan, y terminan construyendo algo más grande que la suma de las partes.

Así siento hoy mi recorrido entre la Psicología Social y el Counseling. Como un diálogo constante entre el hacer con otros y el estar con el otro.

Desde la Psicología Social aprendí a mirar el entramado, a leer los vínculos, a comprender que no somos seres aislados, sino profundamente atravesados por lo colectivo, por las instituciones, por la cultura. Aprendí que las escenas nos hablan y que, muchas veces, el conflicto no está solo en la persona, sino en el modo en que nos vinculamos.

El Counseling, en cambio, me enseñó a habitar el encuentro de a uno, con presencia plena, con escucha activa, sin juicio. Me conectó con una forma amorosa y respetuosa de acompañar los procesos personales, desde la confianza en los recursos internos de cada consultante.

Unir estas dos miradas en mi práctica no fue una estrategia, fue una necesidad vital. Porque ninguna de las dos alcanza por sí sola para comprender lo humano en toda su complejidad. En mí conviven la observación social y la escucha empática. La capacidad de leer lo grupal y la ternura del vínculo uno a uno.

No fue fácil, por momentos sentí que tenía que elegir. Que debía ponerme un solo traje profesional. Pero no lo hice. Preferí construir un espacio propio, híbrido, donde cada herramienta que fui incorporando tuviera su lugar. Porque así es también mi manera de estar en el mundo: integradora, abierta, en búsqueda constante.

Hoy, cuando acompaño a alguien, sé que no estoy sola. Están conmigo mis años de experiencia en lo grupal, mis aprendizajes en lo comunitario, mi recorrido como counselor, y, sobre todo, mi propia humanidad puesta al servicio.

Y eso —poder ser yo misma en mi hacer— es, sin dudas, uno de los regalos más valiosos de este camino.

“Cuando me permití integrar lo aprendido, me encontré a mí misma acompañando desde un lugar más genuino”